El transporte de vino

Importación y exportación de vinos

La globalización hace indiscutible la necesidad de abrirse a nuevos mercados, algo que, además de repercutir en el transporte de alimentos, también ha repercutido en el sector vitivinícola y, por ende, en el transporte de vinos. Es por ello que no se puede hablar de transporte de vinos sin atender a conceptos como la exportación y la importación.

Hoy en día los mayores productores y exportadores de vino están distribuidos por todo el globo terráqueo, entre los que se encuentran países como Italia, España o Francia en Europa, pero además diversos países de Latinoamérica, Asia o Sudáfrica.

Esto plantea desafíos no solo a nivel nacional sino internacional, donde además de aspectos como la logística o las infraestructuras también entran en juego otros como los costes que les supone a las empresas vinícolas el almacenamiento y distribución de sus vinos a los diferentes países de destino, además de la documentación y certificados necesarios para transportar la materia prima, o los aranceles e impuestos que se aplican. Es por ello que resulta esencial informarse de las oportunidades de negocio de cada mercado. 

No obstante, conocer de primera mano las barreras de entrada para, en consonancia, tomar las decisiones adecuadas supone una plusvalía para que las empresas del sector vitivinícola aumenten su competitividad y optimicen su potencial en otros mercados.

Desafíos a la hora de transportar vino

El transporte de vino, una parte muy relevante de la cadena de suministro, tiene un gran impacto en la conservación de la materia prima y, por lo tanto, está sujeto a diversos retos.

Por un lado, las botellas de cristal son muy frágiles, por lo que cualquier golpe o movimiento indeseado puede hacer que se fracturen. Esto hace necesario cumplir con unas condiciones de embalaje y seguridad específicas para que la mercancía llegue a su destino en condiciones óptimas.

Por otro lado, los cambios bruscos de temperatura o las temperaturas muy altas o muy bajas pueden afectar a los aromas y la estabilidad del vino. Exponer las botellas a temperaturas muy elevadas puede repercutir, por ejemplo, en el corcho, haciendo que este se humedezca, y provocar fugas en la botella. Es por ello que las empresas que se dedican al transporte de vino se ven en la necesidad de proteger la mercancía para realizar envíos seguros utilizando medios herméticos que ayuden a controlar y conservar los niveles de humedad y temperatura de manera estable.

Asimismo, al transportar vino también se deben mantener unas condiciones lumínicas adecuadas, pues la luz también puede afectar de manera negativa a sus propiedades y a su calidad, provocando lo que se conoce como “gusto de luz” o “enfermedad de la luz”. Esta consiste en una reacción química que tiene lugar en el vino al estar expuesto de manera prolongada a la luz y que afecta, sobre todo, a los vinos blancos, rosados y espumosos.

¿Qué medios existen para transportar vino?

En función de las necesidades de transporte, se distinguen varios medios para hacer llegar dicho producto a sus lugares de destino:

• Transporte por carretera: en el transporte de vinos por vía terrestre, el camión es el medio más habitual. En el caso del transporte de vino a granel, se puede recurrir, por ejemplo, a los camiones cisterna, que tienen capacidad para transportar grandes cargas y que cuentan con sistemas para controlar la temperatura de la mercancía. En este caso, un adecuado control sanitario juega un papel fundamental para mantener las instalaciones en las condiciones de higiene y limpieza necesarias. A este respecto, la OVI (Organización internacional de la viña y el vino) publicó (en inglés y en francés) en el año 2000 una guía de buenas prácticas para el transporte de vino a granel con el objetivo de preservar su calidad y autenticidad.

 

• Transporte marítimo: en caso de que el transporte de vino implique grandes distancias, la vía marítima es una de las más habituales. Entre sus ventajas se encuentran, por ejemplo, la tramitación sencilla de documentos, la reducción de emisiones, unos precios más económicos y la flexibilidad de recorrido debido al amplio número de puertos donde los barcos pueden atracar. Asimismo, la vía marítima permite el transporte de todo tipo de cargas y el volumen no presenta, a menudo, limitaciones, lo que lo convierte en uno de los medios principales para el transporte de vino a granel.

 

• Transporte aéreo: este es el medio por excelencia cuando se trata de envíos urgentes, pues permite cumplir con plazos de entrega exigentes a cualquier lugar y cuenta con una menor tasa de accidentes. Sin embargo, presenta ciertas limitaciones en lo que respecta al volumen y la carga de la mercancía transportada y su precio resulta más elevado que los medios anteriores.

 Transporte y embalaje: la seguridad en el punto de mira

Si bien es cierto, el vino es, por excelencia, uno de los productos que están siempre presentes en los hogares y, sobre todo, en ocasiones especiales o en fechas señaladas. Para que llegue de forma segura a sus lugares de destino, la máxima al escoger el embalaje adecuado es que este garantice la seguridad en su transporte y preserve su calidad.

Embalaje de botellas de vino

El transporte de vino embotellado tiene como punto de partida la fragilidad de las botellas, pues en ocasiones, basta con un ligero y desafortunado movimiento para que ello afecte a su integridad. Teniendo esto en cuenta, el embalaje y la protección de los productos juegan un papel fundamental en su transporte.

A este respecto, el formato de la botella es uno de los elementos clave, y optar por embalajes a medida que se adapten a sus características posibilita un transporte con un nivel de protección elevado que protege a la mercancía ante posibles golpes o caídas. En este sentido el cartón es el material más habitual, no solo por su precio, sino por tener unas propiedades que lo convierten en un material resistente y reciclable.

Pero en el transporte de botellas de vino no basta con elegir el material y formato adecuado, sino que para evitar que la interacción entre las botellas dé lugar a consecuencias indeseadas, es necesario protegerlas, además, mediante separadores o material acolchado. Además, la carga debe ir dispuesta de manera segura y equilibrada en los medios de transporte y asegurada con sistemas de sujeción que eviten que se mueva.  

Embalaje de vino a granel: los flexitanques como alternativa de gran capacidad

Puesto que el transporte de vino a granel requiere envíos muy voluminosos, esto hace necesario recurrir a sistemas de carga como los contenedores flexitank. Estos, también llamados flexitanques, son unas bolsas hinchables y reciclables de polietileno de un solo uso con una capacidad de almacenaje de hasta 24000 libros que dan la posibilidad de reducir los costes de la logística y los riesgos de contaminación.

Logística y digitalización en la industria vitivinícola

Al igual que en otros sectores, la logística desempeña un papel muy importante para el sector vitivinícola, pues sin ella resultaría muy difícil hacer llegar el vino a sus consumidores. Esta disciplina abarca las diferentes prácticas que se llevan a cabo desde que empieza su producción, pasando por su almacenamiento, distribución y transporte, ya sea tanto a nivel nacional como internacional.

Al igual que en otros sectores, la automatización de los procesos también supone, en este caso, ventajas en el sentido de que con ella es posible ahorrar tanto recursos como costes y, sobre todo, tiempo. De esta manera se optimiza el tratamiento de la mercancía en los almacenes aplicando, por ejemplo, sistemas de envasado y paletización más eficientes que, a su vez, permiten matener la carga identificada y controlada en todo momento.

El sector del vino se hace eco de los avances tecnológicos

La digitalización plantea numerosas ventajas a los diferentes sectores de la industria, entre ellos el del transporte de vino. En este sentido, el IoT o Internet de las cosas no solo permite, por ejemplo, una mejor trazabilidad de los envíos, sino también un mayor control y una optimización más precisa y en tiempo real de la temperatura y humedad del vino. Así, es posible identificar posibles variaciones sensoriales o picos de calor en caso de que la materia prima esté sometida a temperaturas extremadamente altas durante un tiempo prolongado y tener constancia de las posibles eventualidades que puedan afectar a su calidad.

En este sentido el Beverage Integrity Tracking (BIT) es un caso de uso del Internet of Food & Farm 2020 (IoF2020), un proyecto dedicado a explorar y demostrar el papel que puede tener la implementación de tecnologías IoT en el sector agroalimentario europeo, cuyo objetivo es supervisar y monitorizar tanto vino como otras bebidas durante su transporte para evitar que se ponga en peligro su integridad y, por lo tanto, su calidad.

Asismismo, la tecnología Blockchain es otra de las innovaciones que ha abierto las puertas a una nueva realidad para el sector vitivinícola. Más allá de las aportaciones en materia de transacciones económicas, esta tecnología brinda una mayor transparencia en toda la cadena de suministro y es una gran aliada contra la falsificación y, por ende, en pro de la seguridad y la transparencia de la información.

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