Uso del almacén

El uso del almacén depende en primer lugar de las características de un local o superficie de almacenamiento. El almacén debe equiparse debidamente en función del tipo de mercancías que tenga depositadas. Para el almacenaje de productos refrigerados, por ejemplo, el almacén deberá incorporar un sistema de refrigeración que evite el deterioro de las mercancías almacenadas. Si se desea habilitar un archivo externo, es preciso elegir a un operador de almacenes que ofrezca un servicio de archivo profesional. Además, el uso del almacén está sujeto a requisitos legales de seguridad. Así, por ejemplo, las «sustancias explosivas» solo pueden almacenarse en espacios que se encuentren a cierta distancia de seguridad de zonas residenciales y vías de circulación. Se aplican estrictas directrices en este caso. Para permitir el almacenaje de determinados productos o mercancías, los almacenes deberán ajustar su construcción, equipamiento y seguridad a lo establecido en la normativa legal. El almacenaje profesional es llevado a cabo por personal cualificado. El personal del almacén es responsable de la correcta recepción, descarga y control de mercancías. Dependiendo del uso asignado al almacén, es necesario ajustar las condiciones del almacén, tales como la temperatura o la humedad. Para tener en todo momento información de la ubicación de un artículo concreto se emplean softwares de gestión de almacenes como ayuda.